martes, 15 de junio de 2010

LA VERDAD

Muchas personas buscan la Verdad, la razón de ser. Muchos creen en Dios (creyentes), muchos no creen en Dios (ateos) y muchos ni creen ni no creen (dudosos), éstos últimos intentarán hacer el bien, por si acaso.

Ni creer, ni no creer, ni dudar, significa haber experimentado aquello que se puede denominar la Verdad. Se necesita experimentar esa Verdad, eso que muchos llaman Dios, Ala, Tao, Zen, Inri, etc., etc., etc., eso que puede cambiarnos y transformarnos de forma radical y total.

Un creyente tiene su mente embotellada en la creencia, un ateo tiene su mente embotellada en la incredulidad y un dudoso tiene su mente embotellada en el escepticismo, y ni creencia, incredulidad ni escepticismo es esa Verdad que se busca.

Esa Verdad (Dios, Ala, Tao, ..., como cada cual quiera llamarlo), no tiene nombre ni se puede definir, y mientras la mente esté enfrascada en creer, no creer o dudar, nunca podrá experimentar la Verdad, nunca podrá saber que es realmente Dios, Ala, Tao, ...

Recordemos el silencio guardado por Jesús el Cristo cuando Pilatos le preguntó sobre qué es la Verdad, o como Buddha al recibir la misma pregunta, se dio vuelta y se retiró. La Verdad no es definible con palabras, ya que la mente racional no es capaz de entenderla ni asimilarla, la Verdad se debe sentir, se debe experimentar desde el corazón, desde la conciencia.

La Verdad no es algo quieto y estático, la Verdad es lo desconocido de momento en momento.

La experiencia de la Verdad se hace posible con la sabia concentración del pensamiento, con una concentración plena y total, y para ello se debe entrar en un estado de meditación profunda, calmando y aquietando la mente.

AQUIETAR LA MENTE

Para calmar la mente, se pueden utilizar diferentes prácticas, hoy comentaremos una utilizando una vela y buscando comprensión a los pensamientos que nos lleguen:

- Buscar un lugar tranquilo y ponerse una vela delante suyo, también se puede poner música clásica y un incienso.

- Sentarse cómodamente en una silla con la columna recta.

- Tomar atención a la respiración mientras se va mirando la vela de enfrente, hasta llegar a un estado de relajación cerrando los ojos y manteniendo unos instantes la visión mental de la vela.

- Poner atención a los pensamientos que puedan llegar, para comprenderlos a fondo (es importante ser sincero con uno mismo), entender la razón por la que vienen estos pensamientos, viéndolos como espectador, nunca identificándose con ellos.

- Pasados unos minutos, poner atención a los latidos del corazón, escuchar como bombea, sin pensar en nada más.

- Cuando se desee dar por finalizada la meditación, realizar unas respiraciones profundas, ir sintiendo el cuerpo físico, moviendo los dedos de las manos, de los pies, la cabeza con suavidad y permitirse abrir lentamente los ojos.


LA FRASE

"Cuando reina la serenidad perfecta se logra la verdadera iluminación" Parte de un poema compuesto por el Maestro Han Shan

Llegando a la serenidad, a la calma y a la quietud mental, es cuando llega la Luz.


EL LIBRO

Visualización Creativa

El Tao del Yiquan

Los guerreros de la quietud

Jan Diepersloot

Ver más libros



Mucha Luz para tod@s.


Centro Atlantis

No hay comentarios:

Publicar un comentario